La mayoría de las personas sube la temperatura del agua cuando entra en la ducha, pero ¿será que hay buenas razones para girar la llave hacia el lado contrario?
Muchos aseguran que darse a diario una ducha de agua fría puede tener beneficios para la salud: mejora la circulación, alivia el estrés y aumenta la vitalidad y la lucidez mental son algunas de las ventajas que más le atribuyen a este hábito.